Política

Recuerdos de Dolor: 25 Años del Cruento Regreso de ETA

El legado de un periodo oscuro en la historia del terrorismo en España sigue marcado por la sangre y la lucha política.

Escrito por Honorio de la Rica

Publicado el 3/1/2025

Recuerdos de Dolor: 25 Años del Cruento Regreso de ETA

En el año que recién comienza, 2025, se cumple el 25 aniversario de uno de los episodios más oscuros en la historia reciente del terrorismo de ETA. Un periodo que se caracteriza no tanto por el elevado número de víctimas, sino por la inmensa frustración y la sensación de traición que suscitó tras la tregua más prolongada de la banda terrorista. El dolor de los años 2000 resonó en la sociedad española, marcando no solo a las familias de los caídos, sino también la estructura política y social del país.

Tregua y Trauma:

El 16 de septiembre de 1998, ETA anunciaba un alto el fuego "total e indefinido", apenas cuatro días después de la firma del Pacto de Lizarra, una alianza que buscaba el consenso entre los partidos nacionalistas y de izquierda en el País Vasco. Esta tregua fue recibida con esperanza, un destello de luz en un túnel oscuro, que tan pronto se convertiría en una mera ilusión. Después de un año y medio de inactividad y una serie de esperanzas rotas, el 21 de enero de 2000, la banda dio un giro trágico rompiendo el alto el fuego, asesinando al teniente coronel Pedro Antonio Blanco en un acto que marcaba el inicio de un periodo de constante violencia.

Un Año de Sangre: 2000

El regreso al terror fue brutal y sistemático. A lo largo de ese año, ETA perpetró 23 asesinatos, golpeando no solo a figuras políticas del PSOE y PP, sino también a periodistas, policías y empresarios. La elección de sus objetivos hablaba de intenciones claras: un ataque frontal sobre aquellas instituciones y personas que se oponían a su visión del futuro político del País Vasco. Este año negro culminó con la eliminación de José Luis López de Lacalle, un feroz defensor de la libertad de expresión y crítico del entorno etarra, el 7 de mayo de 2000. La elegancia de su protesta, exhibiendo periódicos en mano, contrastaba con la brutalidad del asesinato, un acto que simbolizaba el silencio y la represión que el terrorismo pretendía imponer.

El Pacto Antiterrorista: Un Nuevo Comienzo

Esta secuencia de ataques llevó a una respuesta unificada por parte de las principales fuerzas políticas. El pacto antiterrorista que se firmó posteriormente buscó la legitimación y transformación de la lucha contra el terrorismo, cerrando filas ante el horror, y resultando en la ilegalización de partidos políticos que ofrecían sostenimiento a ETA. Este pacto pasó a ser un símbolo de unidad ante lo que se percibía como una lucha no solo por la seguridad, sino también por la democracia misma.

Reflexiones Finales

El impacto del regreso más cruento de ETA sigue presente en la memoria colectiva, un recordatorio constante de los peligros que enfrenta una sociedad cuando el diálogo se transforma en monólogo de la violencia. La historia de 2000 debe ser un espejo para las futuras generaciones, recordando la importancia de la paz y el diálogo, asegurando que los errores del pasado nunca se repitan. En esta conmemoración, es crucial lanzar una mirada no solo hacia el sufrimiento, sino también hacia la resiliencia de un pueblo que ha sabido levantarse entre las cicatrices de su historia.

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Honorio de la Rica

Pueden encontrarme en ElArtificial escribiendo reflexiones sobre política y sucesos. Soy un hombre de placeres sencillos. Un puro, un café con hielos y una buena terraza me valen. Columnista. Padre. Hijo. Marido. En ese orden.

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