La necesaria reconstrucción de Valencia tras la DANA: un replanteamiento institucional

El impacto de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) en la Comunidad Valenciana ha dejado una marca indeleble no solo en la geografía, sino también en la conciencia colectiva de sus ciudadanos y líderes políticos. A medida que el lodo aún cubre numerosas áreas urbanas y rurales, es imperativo replantear cómo las instituciones y el Gobierno actúan no solo para paliar los daños, sino para prevenir futuras catástrofes.

Desde el ámbito político, se ha evidenciado una necesidad urgente de reformas estructurales en las respuestas gubernamentales hacia desastres naturales. Borja Sémper, portavoz del Partido Popular, señala de manera crítica la escasez de medidas adecuadas tomadas por las instituciones, destacando que "el Estado y sus administraciones no han estado a la altura", y subraya que el debate político ha relegado a los ciudadanos a un plano secundario. En su conversación, se resalta la importancia de una "oposición que censure, señale, controle y ofrezca una alternativa" ante la inercia gubernamental de unas políticas que parecen más concentradas en sus pugnas internas que en atender las necesidades de quienes sufren las inclemencias del clima.

En este contexto, el 'president' de la Generalitat, Carlos Mazón, enfrenta el reto de negociar presupuestos con una oposición que oscila entre la cooperación forzada y la crítica constructiva, prometiendo "intentar" establecer presupuestos para 2025. Mientras tanto, las necesidades inmediatas de la población afectada por la DANA, que se elevan a más de 1.300 millones de euros en daños, requieren una actuación inmediata y coordinada para liberar fondos de ayuda y reconstruir la confianza ciudadana.

El espíritu de solidaridad es otro frente crucial. La campaña "Navidades solidarias" demuestra cómo la ciudadanía puede paliar, al menos parcialmente, la inacción institucional. Iniciativas como las de Som Solidaris en Valencia, que han recaudado fondos para generar sonrisas entre los niños afectados, responden a la crisis con humanidad, mientras las administraciones continúan con debates sobre presupuestos y responsabilidades políticas.

En paralelo, las voces críticas no han dejado de manifestarse. Entre ellas, Sémper señala que el debate político parece convertirse en un "partido de fútbol", destacando la urgencia de devolver a la política la dignidad y la previsión en lugar de convertirla en un continuo espectáculo de acusaciones y escándalos. Esta perspectiva nos lleva a reflexionar sobre el papel de la política en la reconstrucción no solo material, sino también social de una región azotada por el desastre.

Por tanto, la reconstrucción de Valencia tras la DANA no puede abordarse únicamente desde una perspectiva técnica o económica. Requiere una modernización de las prácticas político-administrativas que sea capaz de prever, actuar y responder con efectividad a los desafíos ambientales del siglo XXI. Se necesita un cambio de paradigma, no solo para reparar lo roto, sino para evitar que vuelva a romperse, incorporando resiliencia y previsión desde sus cimientos. La oportunidad de hacer mejor las cosas está sobre la mesa, y el tiempo para actuar es ahora.