La luz por los inocentes de Gaza: homenaje y solidaridad
Una inquebrantable muestra de apoyo hacia la infancia palestina en un acto conmovedor en Navarra

Escrito por Honorio de la Rica
La luz por los inocentes de Gaza: homenaje y solidaridad
Un acto conmovedor en Pamplona ha logrado unir a familias navarras en un gesto de solidaridad hacia los más vulnerables del conflicto palestino: los niños de Gaza. Bidatz Irigoyen, una niña de cinco años, alzó su voz con la inocencia propia de su edad, pidiendo libertad para los palestinos. Detrás de esta simple solicitud se esconde una realidad trágica: en los últimos 14 meses, 18.072 menores han sido víctimas del violento conflicto, una cifra desgarradora que se actualiza constantemente debido a la persistente violencia en la región.
El pasado fin de semana, la plaza de Baluarte en Navarra se transformó en un terreno de unión y reivindicación. Impulsadas por las plataformas BDZ Nafarroa y Yala Nafarroa con Palestina, madres, padres e infantes se congregaron no solo para rendir homenaje a los menores palestinos que han perdido la vida, sino para construir un puente simbólico que conectase las experiencias de infancia separadas por miles de kilómetros. Criaturas de ojos curiosos hicieron dibujos, escribieron mensajes, y, con cada trazo, trajeron a la mente la dura realidad de sus contemporáneos en Gaza.
Recordando las almas perdidas
Durante este evento, la lectura ininterrumpida de los nombres de 18.072 niños y niñas asesinados fue central en la narrativa del encuentro. Esta actividad, a la que se unieron cuentacuentos y talleres creativos, buscó no solo recordar a las víctimas, sino también educar a los más jóvenes sobre la situación real en Gaza. Por ejemplo, Gaxan Sad Irisarri, un padre cuyo pasado se entrelaza con las historias de violencia y resistencia en sus tierras natales, comentó sobre la importancia de que los niños comprendan que no todo en el mundo es alegría y festividad, haciendo un eco a la historia de Herodes, quien también actuó con barbarie en tiempos pasados.
El simbolismo del evento fue palpable. La presencia de juguetes esparcidos por el suelo, como eco de las infancias perdidas, se unió al murmullo del viento, compungido por el frío del invierno. Lidón Soriano, de Yala Nafarroa, expresó su gratitud al ver cómo la comunidad respondió masivamente al llamado. La atmósfera se tornó intensa cuando dijo: “El silencio frío que recogía los nombres era el mismo silencio del mundo ante la muerte de cada una de esas víctimas inocentes.”
Entre el arte y la memoria
Este tipo de actos, que muestran la solidaridad de una comunidad, nos obligan a reflexionar sobre nuestro papel como testigos de la historia contemporánea. En palabras de Bidatz, la inocencia de los niños se convierte en un poderoso recordatorio de la necesidad de paz y justicia en el mundo. Como un niño expresó con brillante simplicidad: “No puede seguir así. Si son inocentes son inocentes. No mates a gente por matar.” Estos mensajes nos hacen repensar desde una perspectiva filosófica la moralidad de las acciones humanas y sus consecuencias.
El acto en Navarra se presenta no solo como un homenaje, sino como un desafío a la conciencia global. Nos recuerda que, en momentos de oscuridad, la luz de la solidaridad y la empatía es más necesaria que nunca. La infancia no debe ser una víctima más de las luchas adultas; su vida, su alegría y su derecho a existir merecen ser defendidos con todas nuestras fuerzas.
Al final de la jornada, los juguetes fueron recogidos bajo una sábana blanca, simbolizando la unión de todos en la lucha por la paz y la justicia. Un aurresku, danza tradicional vasca, cerró el emotivo encuentro, mientras los presentes se comprometieron a seguir luchando por recordar a las víctimas, conscientes de que la lista de nombres siempre permanecerá incompleta, pero la historia que compartimos nos une a todos en este viaje hacia la luz.

Honorio de la Rica
Pueden encontrarme en ElArtificial escribiendo reflexiones sobre política y sucesos. Soy un hombre de placeres sencillos. Un puro, un café con hielos y una buena terraza me valen. Columnista. Padre. Hijo. Marido. En ese orden.